jueves, 15 de octubre de 2009

El aborto del doble estándar*

En la primera mitad del siglo pasado, aunado al triunfo de una revolución basada en el materialismo dialéctico, Rusia se convierte en el primer país en legalizar el aborto. Una sociedad con libertades individuales restringidas pero con posibilidades de interrumpir un embarazo hasta las 22 semanas de gestación, siempre que se halle inmerso en una de las 13 circunstancias especiales o “indicadores sociales”, que incluyen al divorcio, la pobreza y el desempleo. Con el paso del tiempo estas se han ido reduciendo y actualmente se hace difícil realizar un aborto pasadas las 12 semanas, salvo se trate de indicadores como la violación, el encarcelamiento, la muerte o la incapacidad severa del esposo y el mandato de la corte por despojar de derechos a la madre.

En la otra orilla, los Estados Unidos de Norteamérica, bastantes años después que Rusia, abre el camino a partir de largos procesos judiciales que concluyen en el Tribunal Supremo. Los procesos de Roe vs Wade y Doe vs Bolton, son claves para comprender la transformación. Las sentencias hablan de una vida humana en potencia y que puede ser detenida alegando razones de salud materna. Sin embargo, las razones o motivaciones pueden ser varias y llevadas a cabo más allá de los tres meses de gestación. Los fallos permiten que una mujer casada, por ejemplo, se realice el aborto sin consentimiento del esposo y que una menor de edad lo realice sin que los padres se enteren. Los Estados miembros, por su parte, pueden regular salvo que, por dictamen médico, sea necesario preservar la vida o salud de la madre.

En el Perú el aborto terapéutico esta permitido pero claro, pocos centros de salud lo realizan, y a inicios de este mes se pretende ingresar dos causales mas: (i) Aquella que tras exámenes médicos señala que el feto tiene deficiencias físicas que no le permitirán vivir mucho tiempo, y (ii) en el caso de violación.

El primer supuesto no es que cambie la calidad de vida, que sea ciego o cojo, sino que, por ejemplo, nazca sin cerebro, sin estomago o sin órganos vitales que no le permitan continuar con vida. Este y no otro es el debate actual.

Como tantos otros temas difíciles, estos tendrán una realización legal y otra real. Los abortos clandestinos, por razones varias, continuarán pero quizás sean menos y más seguros si el Estado asume su rol laico y guardián de las libertades.

Una sorpresa que la Iglesia levante airadamente su voz para proteger la vida sin un acto de contrición respecto de los cientos de abortos y fetos encontrados en los sótanos de las iglesias o en los antiguos conventos.

Como señala el titulo de esta reseña, es la hipocresía y el doble estándar los que deben quedar atrás, los que deben ser interrumpidos. Como anota Savater, el niño que nació sin cariño y es obligado a vivir en una familia que no lo quiere y maltrata solo le queda esperar que alguien apruebe la eutanasia.


* El Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas (2000) le reitero al Estado peruano que penalizar el aborto es incompatible con los artículos 3, 6 y 7 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. El Comité contra la Tortura ha señalado que restringir interrupciones voluntarias de embarazo, incluso en caso de violación, ha decantado en graves daños y muertes innecesarias.