viernes, 15 de mayo de 2009

El reingreso de la Defensoría Penal en el rompecabezas de la Seguridad Pública

En la dinámica de la seguridad pública se exige garantizar la legalidad de las acciones en el marco del nuevo proceso penal garantista por lo cual se requiere de un defensor penal que contra reste la acción del Ministerio Público. Así nace la ley 29360 que remoza la vieja actuación del abogado de oficio.


Esta ley se enmarca en la política de redes de la Seguridad Pública peruana. Se arma un engranaje desconcentrado, es decir, las decisiones se toman localmente pero el mandato proviene del órgano central, en este caso, de la Dirección General de Defensa del Ministerio de Justicia y localmente, a través de la Dirección Distrital en cada Distrito Judicial.


Las Direcciones distritales de defensa pública - en este nuevo escenario - deben ser convocadas a ser parte de los comités distritales de Seguridad Ciudadana (CODISEC).


El servicio tiene dos órganos o aparatos de actuación, uno de gestión y otro ejecutivo compuesto por los defensores públicos. Esta de más que sean estos últimos los que asistan al CODISEC pero si cuando se trata de la agencia administrativa o de gestión, la que por su acceso a información y comportamiento en la persecución del delito, debe ser parte del debate de la seguridad local.


Este nivel de gestión debe corroborar también las condiciones económicas del imputado merecedor de defensa, realizar análisis de casos, tendencias, gráficas, diseñar programas de información al público, etc. Los operativos, es decir, el ejercito de defensores deben priorizar y centrarse en realizar eficientemente su trabajo legal.


El servicio no diferencia si es adulto o adolescente infractor todo imputado debe participar en el proceso sin dañar o quebrantar el debido proceso.


Los defensores penales son aquellos que integran la Dirección General de Defensa Pública y también, los adscritos a ella mediante convenios y que no mantienen ninguna relación laboral con el Ministerio de Justicia. Es un avance importante que sea requisito hablar quechua o Aymara en las zonas donde estas lenguas son utilizadas, además de una serie de tradicionales requisitos que supone que el defensor penal es un profesional idóneo.


El defensor penal no acude solo ante el que demuestre escasos recursos lo hace también para validar las acciones procesales cuando el imputado no cuenta con defensor.

lunes, 4 de mayo de 2009

¿La seguridad Ciudadana de quién?

Obligado a vivir en su ficción y mentira, García retoma el comienzo del día con la misma tranquilidad que la anterior y la anterior. Sus frases se reeditan de mejor manera y no deja de observarse desde lentes y enfoques diferentes. La patología del que esta en lo cierto muchas veces se confunde con hipocresía, ¿acaso uno cree realmente lo que dice o juega a hacerse el loco?

Djanjo espera una oportunidad para moverse y García habla por la radio, es 1986 y la composición seguridad ciudadana ya resuena, esta está a cargo de los alcaldes –dice- y es tarea de todos. Imposible no imaginar defensa civil: tarea de todos. La verdad es que es mentira.

Tarea de todos no es. De seguro que jugaría un papel importante un comité de seguridad en el que participen ex - convictos, pandiller@s que negocian impunidad, población en riesgo, victimizados más de una vez y victimarios frecuentes. Es mentira que ciudadanos consumidores de sicotrópicos ilegales tengan espacio para alentar un consumo racional, es más sencillo y para muchos mejor apelar al conductismo. Alguien ha visto un comité de SC integrado por mujeres que participan del comercio sexual, incluso, alejados de liberalismos, se ven comités en donde participen estudiantes estatales o grupos de graffiteros. La respuesta es vieja: No, no hay y si existen es una excepción o quizás una anomalía.

El Sistema Nacional de Seguridad Ciudadana (SNSC) es un ejemplo organizativo para otros países de la región, es considerado nuestro producto bandera como es el policía del plan cuadrante en Chile o el plan de la cultura de Paz en Bogota. Sin embargo, una encuesta a expertos organizada por este blog –es decir, por mí - e ingresada al software del Sistema Métrico de Impactos Cruzados (SMIC), ha permitido un análisis probabilístico a partir de las tendencias, dando señales del futuro y presente de este producto bandera.

La investigación observa los países de Chile, Perú, Colombia y México y califica las hipótesis expuestas en tres dimensiones: baja probabilidad, mediana y alta probabilidad. A manera regional se concluye que existe, de un modo bastante tenue una “alta probabilidad” de que se reconozca y consoliden Sistemas Nacionales de Seguridad Ciudadana; que es similar la tendencia a que se consoliden Planes Nacionales; que existe una “mediana probabilidad” de que se modernicen y profesionalicen las fuerzas de seguridad pública; y finalmente, una reducida “mediana posibilidad” de que cambie la matriz de pensamiento en relación a la seguridad, a considerarla como un ejercicio cotidiano hacia la vida digna.

Al observar el Perú al detalle, la puntuación se pone complicada para los peruanos, es mediana y no alta la probabilidad de que se consolide el SNSC y no hay que ser brujos. La poca integración de actores deslegitima el proceso y lo hace ineficiente, peor aún cuando se integra escasamente a los más perjudicados por la inseguridad: l@s jóvenes. Hay que agregar que el órgano central, CONASEC, no exhibe los planes regionales de SC, menos aún podrá hacer seguimiento de los locales, aunque si podría haber identificado ya los territorios complicados y realizar monitoreos transparentables, pero no, nada todavía. Al menos nada con lo transparentable.

El ejercicio anual de diseñar políticas nacionales – bastante mal diseñadas por la dificultad de hacer seguimiento- es observado en el análisis prospectivo como de mediana consolidación y bastante, bastante lejos la posibilidad de que las fuerzas de seguridad se modernicen o profesionalicen, menos aún que cambie la matriz de pensamiento de control y reacción hacia la construcción de vida digna.

Las alocuciones, poco o muy poco transforman escenarios, mientras que las acciones distantes a la cotidianeidad si lo hacen. La ruptura con el conservadurismo, la puesta a prueba de la costumbre, presa de la libertad, es un camino atrayente, es una ruta de políticas y de programas innovadores e inclusivos.